Imagina una escuela de educación para adultos (EA) donde las y los estudiantes tienen el control: una escuela donde prefieren ser llamados “participantes” porque no solo asisten a diversos cursos, sino que también participan activamente en el diseño de los procesos de aprendizaje, la gobernanza de su escuela y la gestión de sus recursos humanos y materiales.
En Barcelona, España, se encuentra la primera escuela de adultos en introducir un modelo educativo basado en la participación activa de la comunidad: las llamadas “comunidades de aprendizaje”. (1) Como explicó el coordinador de la escuela:
La misma gente que venía a aprender decía: “No, es que lo de alumnos se nos queda corto, nosotros no venimos aquí como una clase a escuchar al maestro y nos vamos. No. Aquí es nuestra escuela, nosotros decidimos cómo es la escuela, participamos de ella. Somos personas participantes en educación de adultos” (autoridad escolar de EA, España).
Actualmente, la escuela es muy popular: cuenta con alrededor de 150 voluntarios (entre educadores y personal administrativo) y anualmente recibe alrededor de 2000 participantes mayores de 18 años y con perfiles muy diversos. Predominan las mujeres adultas de entre 50 y 60 años (64-66%), pero otros grupos de edad también están bien representados. El 20% de los participantes son inmigrantes, con más de 60 nacionalidades de origen y muchos de ellos llegaron como refugiados. Vienen para asistir principalmente a las clases de idiomas (español y catalán) y son una población que se caracteriza por una gran movilidad geográfica.
El enfoque participativo de la escuela es herencia de movimientos asociativos populares y quedó plasmado en la “Declaración de derechos de las personas participantes” en EA, (2) aprobada y firmada en 1999 por representantes de varias asociaciones de escuelas de adultos en todo el territorio español. La Declaración incluye disposiciones específicas para fomentar la participación de los alumnos en el diseño y la implementación de EA, de modo que las y los participantes adquieran confianza en sí mismos, en la importancia de tener un rol activo en la escuela y, por extensión, en otras esferas de la vida. Este enfoque participativo también fomenta la conciencia y el ejercicio de la ciudadanía por parte de los estudiantes:
Aquí no hay un claustro de profesores que dice cómo tiene que ser todo, sino que los participantes y conjuntamente toda la comunidad, toda la escuela, decidimos cuál es la oferta formativa, cuáles son los horarios, en qué nos gastamos la economía de la escuela (…) Por eso decimos que apostamos por ese modelo de educación democrática, porque las decisiones se toman entre todos e independientemente de tu formación, de tu posición, de los días que vengas. Puede venir a la asamblea una persona analfabeta, un voluntario universitario, un profesor, un vecino del barrio, aunque no venga a la escuela. Todos los espacios de decisión están abiertos. Gracias a la participación de todo el mundo y de esta estructura democrática, la escuela se ha convertido en un proyecto ampliamente extendido en el vecindario, que la gente conoce y siente como suyo (autoridad escolar de EA, España).
La escuela abre todos los días de 9:00 a 22:00, lo cual es esencial para cubrir todas las necesidades y de las personas participantes y las limitaciones de tiempo que puedan surgir: “cuanta más ampliación de horarios puedas tener, más oportunidades das a la gente”, afirmó la persona entrevistada. Los cursos son formales (regulados por el Departamento de Educación) y no formales: educación secundaria inferior y superior, alfabetización básica, idiomas (catalán, español, inglés, francés, alemán, chino, ruso, árabe), alfabetización informática, talleres y tertulias dialógicas (reuniones para discutir literatura, música, arte, matemáticas y ciencias, filosofía, ciencias sociales y educación financiera – “para entender lo que firmas en el banco”, entre otros). Según el informante de la escuela, los cursos más demandados en 2017 fueron el inglés, seguido del español hablado (en su mayoría para inmigrantes), el catalán y la alfabetización informática.
Hay muchos desafíos en la implementación de este modelo educativo, tales como recursos materiales limitados y enfoques opuestos a la hora de hacer frente a problemas endémicos de la EA en España, como las altas tasas de deserción. (3) Una de las autoridades escolares criticó la creciente tendencia a homogeneizar los perfiles de los participantes y la pérdida de la visión transformadora del aprendizaje a lo largo de la vida, que va “más allá de aquellos que no se graduaron” (…) No se trata de personas que carecen de algo, pero Personas que quieren aprender más”. A pesar de las dificultades, afirmó:
Nosotros no somos de la cultura de la queja, de decir `esto no lo podemos hacer´; superar las dificultades con las posibilidades, como decía [el educador popular brasileño Paulo] Freire.
(1) Para consultar más información sobre las comunidades de aprendizaje ver: https://comunidadesdeaprendizaje.net
(2) La versión en catalán de este documento se encuentra en http://www.edaverneda.org/fitxers/declaracio_drets.pdf
(3) España presenta un escenario preocupante para jóvenes de 18 a 24 años, con altas tasas de deserción escolar, alrededor del 19% según los datos de 2018 (80% más que el promedio europeo, de 10,7%). Fuente: http://www.fbbva.es/wp-content/uploads/2018/01/FBBVA_Esenciales_23.pdf
Dr. Cecilia Gordano
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